Cada paso que damos supone haber perdido la oportunidad de haberlo dado en otra dirección, o simplemente de no haberlo dado. Lo que somos es el resultado de todas aquellas, pequeñas o grandes, decisiones que tomamos en el pasado, y que de haber sido otras seríamos distintos, otra persona diferente. Aquí hablamos de historia, de recordar lo que pasó hace años, y entonces es inevitable fantasear con lo que hubiera pasado si en lugar de ocurrir aquello tal y como aconteció, hubiera sido diferente.
La semana del 25 al 29 de noviembre recordamos tres episodios con respecto a Alfonso XII, ¿qué hubiera pasado si no hubiese muerto tan joven?, ¿que hubiera ocurrido si ese niño Alfonso hubiera tenido una muerte prematura como sus hermanos?, ¿qué hubiera pasado si en lugar de casarse con María Cristina lo hubiera hecho con su cuñada, la hermana de Mercedes (lo que podría haber ocurrido de no haber fallecido de tuberculosis), con la inglesa Beatriz, o …, en contra de muchos, con su amante Elena Sanz?
Hoy vamos a viajar a 1870, Isabel II ha sido apeada del trono y está en París, el pequeño Alfonso tiene 12 años, ve a su madre despedirse de su tío Enrique y pedirle un favor: «Si vas a España, primo mío, haz cuanto puedas para que no sea Rey Montpensier».(https://madriztaldiacomohoy.org/2019/03/12/12-de-marzo/). ¿Que hubiera pasado si aquella mañana del 12 de marzo, Antonio no hubiera matado a Enrique en Carabanchel? Es muy posible, salvo que el muerto hubiera sido él, que Antonio de Montpensier hubiera sido nombrado rey con el apoyo de Prim. ¿hubiera sido mejor que Amadeo? Pero las cosas que han ocurrido no pueden cambiarse, es absurdo idealizar como mejor la opción que no fue, siempre existen sombras y miserias, siempre glorias y gozos, sea lo que sea que vivamos, sería simplemente diferente, otra realidad distinta. La realidad era que el 16 de noviembre las Cortes habían elegido como nuevo rey a Amadeo, y los ánimos estaban muy caldeados en nuestro Madriz.

Archivo: José Luis Jiménez, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8243743
José Paúl y Angulo (28 años en 1870) empresario (emprendedor que le dicen ahora), en lugar de conformase con seguir los negocios bodegueros de la familia en Jerez de la Frontera, se había ido a Londres a buscar nuevos retos, allí encuentra a un Juan Prim exiliado, junto a él prepara la revolución de 1868 y junto a él vuelve a España, elegido diputado vota en contra de la constitución de 1869 por suponer la vuelta a la monarquía. En agosto de 1870 funda el periódico “El Combate” Ignoro que fue lo que produjo que dos amigos pasaran del amor al odio, ignoro qué agravio no se perdonaron, ignoro cuántas veces se preguntarían a sí mismos que hubiera pasado si ese agravio no se hubieran producido, si se hubiera perdonado. Prim no solo se había granjeado la enemistad de Paúl, también la de Montpensier al que, después de lo de Carabanchel, había dado la espalda apoyando la candidatura de Amadeo, a pesar de que dos años antes el francés había financiado la revolución contra su cuñada. Eso ponía a Montpensier y a Paúl en el mismo bando lo que no deja de ser curioso.

Tal día como hoy de 1870 Felipe Ducazcal Lasheras (25 años) dejó en lecho a la mujer con la que se había casado tan solo unos días antes, va en coche oficial de la Casa Real en el que va un estuche con las mismas pistolas que se usaron el 12 de marzo en Carabanchel, durante una hora practica con ellas en el Tiro de Leonardo, en la Castellana, consigue hacer 12 blancos, está preparado, es hora de ir al cementerio de San Isidro donde se ha fijado el lugar en que se batirá con José Paúl y Angulo.
Paúl y Angulo desde El Combate (“¡Viva la república democrática federal!” es su lema de cabecera) se ensañaba con Prim y Ducazcal, éste, utilizando las páginas de El Imparcial (Diario Liberal), defiende a Prim de forma incondicional. Los de El Imparcial para referirse al periódico de Paúl utiliza: “la Gorda Montpensierista”.
Felipe también se la jugó en 1868 imprimiendo los pasquines revolucionarios, ahora tiene cargo oficial como secretario del gobierno civil, y aunque oficialmente lo negara, ha creado y dirigido la Partida de la Porra, un grupo de energúmenos que se dedican a amedrentar a los opositores políticos, destrozar las redacciones de los periódicos (La Constancia, El Cascabel, El Combate y Don Quijote, de ideologías carlista, antiamadeista, republicana y moderada-alfonsina respectivamente), romper cristales, dar palizas, reventar reuniones políticas o estrenos de teatro de obras que fueran críticas con el gobierno, o simplemente de autores que lo fueran, por ejemplo a finales de noviembre en el Calderón, se presentaba un sainete “Macarronini I”, nada más levantarse el telón se armó el pollo, destrozo de atrezo y decorados, vestuario desgarrado, golpes a los actores….
La gente de El Combate no se acobarda, reciben a los de la Porra en su redacción y los hacen huir con el rabo entre las piernas, noches en Madriz de verdadera guerrilla urbana. Desde sus páginas se denuncia no solo que las autoridades miren para otro lado cuando la Partida de la Porra hace de las suyas, sino que desde el gobierno se persiga y detenga a gente de El Combate. A modo de ejemplo:
“Los protegidos de Prim y Prats, después de ultrajar la dignidad nacional con crímenes que el gobierno públicamente autoriza, llegan al apogeo del ridículo cuando pretenden con necias mentiras esplicar lo que solo tiene explicación en la cobardía propia á todo asesino que solo obra contra sus semejantes cuando sabe que no corre peligro alguno.
Vamos á transcribir á continuación un comunicado que Felipe Ducazcal, uno de los reconocidos públicamente como jefes da la partida de la Porra, ha dirigido á El Imparcial.”
El combate, 4 de diciembre de 1870 http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003794335&search=&lang=es
Se trata de una nota que Ducazcal remite al director de El Imparcial en al que niega tener relación con la Partida de la Porra, critica a Paúl, le reprocha falta de ética en sus publicaciones, y cuenta que se encontró con él, y le hizo frente a pesar de que Felipe iba solo y desarmado y Paúl acompañado y con un revólver que le consiguió quitar.
La cosa va subiendo de tono, el 8 de diciembre se publica en El Combate:
“Al jefe de la partida de asesinos protegidos por el gobierno que a España deshonra, a Felipe Ducazcal, el director de El Combate tiene dicho:
–Que le reconoce como vil y cobarde agente del ignominioso gobierno de Prim y Prats.
–Que mintió como un villano al asegurar que le había maltratado, quitándole un revólver, cuando no le ha buscado ni encontrado jamás.
–Y, por último, que, sin embargo de su despreciable condición, dispuesto estaba a batirse con él cuando quiera y como quiera
Hace cuarenta y ocho horas que Paul Ángulo, sin ocultarse, espera inútilmente á los compañeros y cómplices de Felipe Ducazcal ó á sus testigos.
Réstanos afirmar que en lo sucesivo prescindiremos en absoluto de tan asqueroso reptil”
mejor que yo lo expresa D. Benito:
“Inevitable fue salir al campo del honor; empezaron las visitas de caballeros, el discutir y fijar las condiciones del lance. Este se concertó al fin a muerte. Padrinos de Paúl fueron Santamaría y La Rosa; los de Ducazcal, Doñamayor y Menéndez Escolar, teniente de Cantabria. El 10 de Diciembre, muy de mañana, habían de encontrarse los dos valentones con sus testigos detrás de las tapias del cementerio de San Isidro.”
En San Isidro se encuentran con un entierro, lo primero que intentan es confundirse con el séquito fúnebre. Un sargento de la Guardia Civil a caballo se acerca a los simones de la gente de Paúl, les preguntan sobre su presencia allí, no se van a tragar ningún cuento, tiene orden de evitar el duelo. Podían haberse vuelto a su casa o a su periódico, dar por imposible el duelo, Ducazcal podría haber quedado como un cobarde que hubiera dado el cante a la Guardia Civil, pero lo que concertaron es que Paúl y los suyos se irían en el coche de la Casa Real al Abroñígal, en tanto que Felipe Ducazcal y los suyos se pasarían a los simones para discretamente acudir a hablar con el gobernador civil; Felipe le pide a su amigo Martos que le permita batirse, accede: «Váyanse, váyanse al Abroñigal; pero a prisita, y despachen lo más pronto que puedan, que yo aguardaré un poco… Calcularé el tiempo para que la Guardia Civil llegue allá cuando de los dos valientes no queden más que los rabos».
Ya pasaban de las once cuando en un barranco, donde no podían ser vistos desde las Ventas, se cargan las armas, se sortean puestos y turnos, Felipe antes de tomar el arma se despoja de su lujoso abrigo y su chistera lanzándolos sobre la nieve, ha tenido suerte, será el primero en disparar, conoce el arma, con ella ha practicado unas horas antes y ha hecho blancos, es pan comido. José Paúl dobla con esmero su capa, la coloca sobre una piedra libre de nieve, sobre ella deposita su sombrero y se coloca donde ha de esperar el primer tiro que con gallardía le dirige su adversario, pasa de largo. Él no tiene mejor suerte, el retroceso es mayor del esperado. Arrogante Felipe vuelve a fallar y fallará José. Los padrinos de Ducazcal se desesperan, ¿cómo puede fallar ahora con lo bien que lo hizo esta mañana en Castellana?, Menéndez Escolar, al entregarle la pistola cargada le dice: «Afine usted, afine por Dios… o ese hombre le mata». La pistola falla, con chulería la lanza a un lado y gira la cabeza, por la oreja le entra la bala de Paúl.
El día 11 publicaba El Imparcial:
«Dice la Gorda Montpensierista:
«El Sr. Paul y Angulo y el Sr. Gonzalo Moros son los héroes del día.»
¡Basta! No diga Vd. más.
Ayer ha ocurrido un lance desagradable entre, dos personas muy conocidas en Madrid. Respetos á que nunca faltamos nos obligan á guardar la mayor reserva, debiendo decir únicamente que, según noticías, la persona lesionada no se halla en el estado de gravedad que se ha supuesto.“
Felipe Ducazcal aún presidiría la tertulia del café de Fornos, fundaría el Heraldo de Madrid, relanzó los teatros Español y Apolo y abriría uno de verano en el Retiro. En politica no le fue mal, acerrimo defensor de Amadeo I mientras duró.
Tenía 46 años cuando recordó aquella mañana de diciembre de 1870, aquella bala alojada en su oído lo mató el 15 de octubre de 1891.
José Paúl se vio obligado a exiliarse, primero a Francia, luego viajó por diversos países europeos y americanos, se estableció en Buenos Aires donde fundó “La España Moderna” que venía a hacer la competencia a El Correo Español fundado por el cura republicano, también exiliado, Enrique Romero, con quien había coincidido en el levantamiento de octubre de 1869 en la serranía de Ronda. Con él también discutió en el Centro Gallego de Buenos Aires y terminaron retándose a un duelo en el que Romero resultó herido de muerte el 13 de agosto de 1880 en Montevideo, ello le costó tener que marcharse una temporada de Argentina, y aún así volvió a retarse con el embajador colombiano José María Samper en 1884, el duelo no llegó a llevarse a cabo, fue detenido. Moriría en París en 1892.
¿Hubiera sido José Paúl más feliz si se hubiera quedado en su Jerez natal? ¿Lo hubiera sido Felipe Ducazcal de no haberse involucrado tanto con Prim? ¿La España trágica que nos describe Galdós hubiera sido menos trágica sin Ducazcal y Paúl?
Cada paso que se da condiciona el futuro, cada decisión nos abre una puerta y nos cierra otra, y sobre esa serie de pasos y decisiones se forja la historia, irrepetible, fruto de un devenir concreto, que solo es lo que pudo ser. Salvo que seáis muy pipiolos, todos vosotros sois lo que sois porque alguien un día se atrevió a dar el primer beso, a firmar un contrato de trabajo, por las heridas que sufrimos, todos, salvo los pipiolos, no pueden evitar recordar el beso que no dieron, la oferta rechazada, la discusión que tuvieron, el agravio sufrido o producido, el duelo vencido o la bala alojada en el oído que nos recuerda lo que hicimos hace muchos años, sin nuestras cicatrices no seríamos lo que somos.
La España que tanto amamos es lo que es, con sus glorias y sus miserias, porque las cosas ocurrieron como ocurrieron, porque unos actuaron según su ideas o según sus intereses, o porque otros no actuaron y se quedaron quietos, porque unos perdieron y otros consiguieron que los contrarios fracasaran, porque cada uno, desde el rey, o el presidente hasta el más humilde pastor tomaron sus pequeñas o grandes decisiones que juntas hicieron un todo, porque cada paso en el camino nos cambia, pero también cambia a los que nos acompañan.
Lo curioso es que finalmente Alfonso XII fue rey, y lo fue su hijo Alfonso XII, como reyes muy queridos del pueblo, hijo y nieto de una Isabel II que muy posiblemente hubiera abdicado en su hijo igualmente. Nieto y bisnieto de un Fernándo VII capaz de traicionar hasta a su padre. La revolución de 1868 que tenía como objetivo poner fin a la dinastía borbónica, sólo supuso un paréntesis en la misma, como había ocurrido con la invasión napoleónica. Después de otro paréntesis el nieto y el bisnieto de Alfonso XIII.
Después de aquel duelo en Madriz, no cambió nada, vino Amadeo I igualmente, y luego se fue.
Entonces: ¿las cosas al final son lo que iban a ser de todas formas, independientemente de los pasos y decisiones que se dieran?
JMDC 10 de diciembre de 2019.
Fuentes:
Benito Pérez Galdós en el capítulo XXV de España trágica,
https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Pa%C3%BAl_y_Angulo
https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Ducazcal
Cruce de acusaciones y de bastantes improperios entre El Imparcial y El Combate:
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