Cuando el otro día (6 de junio https://madriztaldiacomohoy.org/2019/06/06/6-de-junio/) hablamos de María de Guzmán, decía que en la corte de Carlos IV entra el cangui al tener noticias de lo pasa en Francia, gente seria a eso le ha llamado “pánico de Floridablanca”.
Carlos III había confiado en el murciano José Moñino y Redondo, I conde de Floridablanca (el título fue premio por conseguir como embajador en la Santa Sede que Clemente XIV disolviera la Compañia de Jesús), nombrándolo Secretario del Despacho de Estado, como no se fiaba mucho de la capacidad de tomar decisiones de hijo, en su testamento impuso a Carlos IV la obligación de mantener a Floridablanca en el cargo, lo que cumplió hasta febrero de 1792.
Volvamos al canguelo, perdón, pánico que provocó la revolución francesa en el Reino de España. D. José Moñino, hasta entonces tan ilustrado, adopta medidas para evitar el contagio de las ideas revolucionarias, para empezar Francisco Cobarrús, a la trena, y Jovellanos y Campomanes destituidos. Ya habíamos tenido nuestros motines aquí, el de Esquilache en marzo de 1766, la revuelta del pan en Cataluña el 28 de febrero de 1789 y ahora el gremio de la seda de Valencia, pedía trabajo y pan con la amenaza de amotinarse y hacer lo mismo que en Francia. Medidas, suspender todos lo periódicos no oficiales y en éstos no se podía mentar lo que ocurría al norte de los Pirineos, reforzar a la inquisición como mano represiva de la corona, prohibir los libros y cualquier panfleto que viniera de Francia, vigilar a todo extranjero, encarcelar o desterrar a cualquiera que pretendiera difundir las ideas revolucionarias, esas que habían llevado a que los franceses consideraran a Luis XVI (que en una bajada de pantalones había acatado la constitución de 1791) un simple ciudadano, rey como primer funcionario al servicio del pueblo, y con obligación de dar cuenta de su gestión, extinguir la nobleza, decir que todos los hombres son iguales, y que pueden aspirar a empleos públicos y ser elegidos miembros de la Asamblea legislativa, donde dictar leyes que imponer a toda la nación y a su propio rey, o tener libertad para escribir, hablar u obrar como le parezca, pero además de eso, que paguen cargar y contribuciones los propietarios (1), vamos, todo en contra del orden establecido por Dios.
Por mucho que vigilase, no podía evitar que entraran copias de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (ya habían cuidado de que tuviera menos de 300 palabras) en abanicos, forros de sombreros, papel de embalaje, etc. Además con ese gracejo que tenemos, circulaban sátiras hacia la persona de Floridablanca y de los reyes, lo que movilizó a la policía, informes caligráficos incluidos, se procesa a enemigos de Floridablanca, Vicente Salucci, el marqués de Manca, Juan del Turco y Luis Timoni, a quien se relacionaba con los aragonesistas del conde de Aranda. Años después, cuando cambian las tornas, le costará haber dirigido ese proceso con tanto celo junto con el comisario Colón ser acusado de abuso de poder.
Para colmo del cangui, perdón, del pánico de Floridablanca, tal día como hoy de 1790, en el palacio de Aranjuez, cuando salía del cuarto del infante D. Antonio, Paul Peret se lanza contra al grito de “Muera ese pícaro”, la herida fue leve y se detuvo al instante al atacante.
Paul Peret, francés, vivía en España desde hacía 23 años, cirujano ambulante de escaso éxito, había marchado a América desde dónde el virrey de Buenos Aires le había mandado a la península. Se investigó qué relación podía tener con otros que pudieran planificar otro atentado, en París se interrogó, por mediación del Embajador Español Fernán Nuñéz, a su mujer María Danger, que no sabía nada de él desde tres días después de la boda. Sin embargo había actuado solo, renegaba de la religión, se burlaba de los curas que le ofrecían calmar su alma con el sacramento de la confesión, no se sometió ni en el último momento el 18 de agosto en la plaza de la Cabada cuando a su verdugo le dijo “arre”. Su mano derecha cortada en vida fue expuesta en el camino de Ocaña, el resto de su cuerpo fue enterrado a orillas del arroyo Abronigal.
(1) Exposición que el señor Floridablanca hizo y leyó a S, M, en el Consejo, dando una idea sucinta del Estado de la Francia, de la Europa y de la España, con fecha 19 de febrero de 1792 (le quedaban días en el cargo)
JMDC junio 2019
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/P%C3%A1nico_de_Floridablanca
https://es.wikipedia.org/wiki/Conde_de_Floridablanca
España en 1792. Floridablanca. Su derrumbamiento del gobierno y sus procesos de responsabilidad política . Cayetano Alcázar . Revista de estudios políticos, ISSN 0048-7694, Nº 71, 1953, 93-138
Se puede descargar en : https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2129018
2 comentarios sobre “18 de junio”