
Al margen de los múltiples beneficios que la contemplación del arte nos puede transmitir, hay algunos artistas cuyas obras además producen en la mente de aquél que las contempla un efecto terapéutico, al proporcionarle sensaciones placenteras en su estado de ánimo, como el optimismo o el amor a los otros seres humanos.
Tal es el caso del célebre pintor impresionista francés Pierre Auguste Renoir – 1841 /1919-, cuya obra transmite, como ningún otro artista lo ha sabido hacer, la alegría de vivir y el «amor fraternal» al que nos animaba el apostol San pablo – Romanos 12.10-.
Esto se aprecia claramente en una de sus obras insignes: «Bal au moulin de la Galette»

Renoir supo reflejar en este cuadro el alegre ambiente festivo de este popular merendero del barrio parisino de Montmartre, recogiéndo distintas escenas entre los personajes que aparecen en el mismo. Todo es una expresión de vitalidad y movimiento, transmitiéndonos el bullicio y la alegría del momento.

O en este otro, donde una vez mas Renoir nos transmite un clima de alegría popular, retratando a un grupo de amigos y clientes habituales descansando en la terraza de un restaurante sobre el río Sena. Aqui la luz, que se refleja en las camisetas de los remeros, tiene una presencia importante aportando optimismo y vivacidad al entorno.
Su hijo, el también célebre director de cine Jean Renoir, decía de él:» miraba las flores, las mujeres, las nubes del cielo como otros hombres tocan y acarician».

Sus pinturas potenciaban los aspectos sensoriales relacionados con el tacto – la piel o el cabello de sus modelos, la espesura de un jardín-, lo cual se apreciaba tanto en sus retratos y desnudos como en las escenas de grupo y paisajes; de hecho, se identificaba tanto con sus modelos que los retrataba como si pintara su propio retrato, buscando una empatía con ellos y con el espectador. Este cuadro ejemplifica su opción estética, prefiriendo siempre pintar aquello que consideraba bello, eludiendo temas feos o dramáticos. Por eso siempre prefería representar la primavera o el verano, evitando el invierno e incluso el bello pero melancólico otoño.
Pero no hay triunfo sin perseverancia, y el pintor de la sensualidad sufrió a los 47 años una artritis reumatoide incapacitante que le deformó las manos, casi inmovilizándolas, y que le obligo a tener que atarse los pinceles a los dedos y fijar su paleta en uno de los brazos de su silla de ruedas.
De este modo y gracias a su voluntad consiguió proseguir con su trabajo. Para él pintar fue como un modo de «escapar» a las limitaciones que su enfermedad le imponía, reflejando sobre el lienzo las cosas que su incapacidad le robó, sin mostrar rastro alguno de amargura por su situación personal.. Fué un hombre que nos enseño a disfrutar de la vida a través de sus pinturas, sin hacernos pagar un peaje por ello……Todo un ejemplo a seguir.

Fuentes:
https://www.muyhistoria.es/contemporanea/fotos/los-cuadros-mas-famosos-de-renoir/renoir-
https://www.artehistoria.com/es/contexto/renoir-y-la-alegr%C3%ADa-de-vivir
https://es.wikipedia.org/wiki/En_la_terraza
renoir wikipedia
https://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/09/16/dolor/1095344810.html