FUERA DE MADRIZ……consideraciones sobre la flema….británica, ¿Cuál sino?

La flema inglesa, o más propiamente dicho la flema británica, es una capacidad o característica peculiar de los originarios de U.K. consistente en permanecer impasible, frio, apático o calmado ante todo tipo de situaciones, incluso las más impactantes o sorprendentes.

Esta extraña y chocante manera de encarar los acontecimientos quizás sea el fruto de siglos de aislamiento y desconfianza hacia el continente, frente a cuyas amenazas de invasión los ingleses siempre han podido escapar – salvo en 1066, con la invasión normanda -, gracias a esa barrera natural a la que tienen tanto que agradecer: El canal de la Mancha.   

No existe mejor historia que refleje la naturaleza flemática de los británicos como ésta que os paso a relatar:

En la segunda Guerra mundial y entre los meses de junio y octubre de 1.940 tuvo lugar la batalla de Inglaterra, en la que se enfrentaron la fuerza aérea británica –RAF – y la germana – Lutwaffe – teniendo como   escenario los cielos de Inglaterra. En dicha batalla, en la que parafraseando a Churchill «Nunca tantos en el campo del conflicto humano debieron tanto a tan pocos, en referencia a los finalmente  victoriosos  pilotos de la RAF, la fuerza aérea alemana se cebó en bombardear objetivos civiles, sobre todo la zona metropolitana de Londres. Durante 57 noches consecutivas la ciudad recibió un inmisericorde bombardeo que destruyo o dañó más de un millón de casas y provocó la muerte de 40.000 londinenses

(Histórica foto de la Catedral de S. Pablo entre la humareda de un “blitz” sobre Londres, tomada por el jefe de   fotografía del Daily Mail, Herbert Mason . La cúpula de la catedral sobrevivió milagrosamente )     

Fueron días duros para el pueblo londinense, pero también momentos especiales para poner a prueba su capacidad de aguante y su célebre flema – El actor, dramaturgo y compositor Noël Coward, que de cobarde no tenía nada, fue capaz de ponerse al piano del salón del hotel Savoy de Londres para que no cundiera el pánico el día que cayó en el establecimiento una bomba de la aviación alemana.

Entre las zonas afectadas por los bombardeos estaba el Club de golf de Richmond, a escasas diez millas de la City, el cual y a causa de este hecho publicó unas reglas provisionales de escrupuloso cumplimiento por parte de los jugadores mientras durase la batalla aérea que tenía lugar por encima de sus cabezas.

                                               REGLAS TEMPORALES, 1940
1. Se ruega a los jugadores que recojan esquirlas de bomba y metralla para evitar que causen daños a las máquinas de cortar el césped.

2. En competición, durante los disparos o bombardeos, los jugadores pueden ponerse a cubierto sin penalidad por interrupción del juego.

3. Las posiciones conocidas de las bombas de acción retardada están señalizadas con banderas de color rojo colocadas a una razonable, aunque no garantizada, distancia segura de las mismas.

4. Esquirlas de metralla y bomba en las calles o en bunkers, dentro de la distancia de un palo de la bola, pueden ser movidas sin penalidad, y no se incurrirá en penalidad si una bola es entonces movida de forma accidental.

5. Una bola movida por acción del enemigo podrá ser repuesta o, en caso de estar perdida o destruida, se podrá dropar una bola no más cerca del agujero sin penalidad.

6. Una bola situada en un cráter puede ser levantada y dropada no más cerca del agujero, manteniendo la línea con el agujero sin penalidad.

7. Un jugador cuyo Golpe se vea afectado por la explosión simultánea de una bomba puede jugar otra bola desde el mismo lugar. Con un golpe de penalidad

Dos golfistas en The Richmond Golf Club.FOTOS: trerichmondgolfclub.com

No es de extrañar que esta manera de convivir con la destrucción imperante con tal flemático “desdén” diese origen a escenas como esta:

Niño entre los escombros de una librería londinense durante el bombardeo.Fotografía:
National Archiv.

Un reconocido exponente de la flema británica fue Sir Wiston Churchill. Mítica fue su respuesta al célebre dramaturgo inglés GeorgeBernard Shaw, cuando éste le envió una invitación para asistir a su obra magna en los términos siguientes:

“Tengo el honor de invitar al digno Primer Ministro al estreno de mi obra Pigmalión. Venga y traiga un amigo… si lo tiene.

“Cordialmente, Bernard Shaw”.

La respuesta del “premier” fue:

“Agradezco al ilustre escritor la honrosa invitación. Lo lamento, pero no podré concurrir a la primera presentación. Iré a la segunda… ¡si se realiza!

“Atentamente, Winston Churchill

Siguiendo con Winston, hay que decir que sus  relaciones con Charles de Gaulle siempre fueron tirantes; éste último, tras la derrota de Francia ante Alemania en 1940 y su posterior exilio a Inglaterra, proclamó una  Francia libre que  apenas era en ese momento una realidad, pese a su llamamiento radiofónico al pueblo francés animándole a la resistencia frente al invasor. Pese a ello, de Gaulle se consideraba el legítimo representante de su país y exigía un puesto en condiciones de igualdad entre las naciones aliadas para la adopción de las acciones militares que se acometiesen, obviando el hecho de que tanto la metrópoli como la mayoría de las colonias francesas permanecían fieles al gobierno colaboracionista de Vichy presidio por el general Petain. Por si fuera poco Gran Bretaña además financiaba todo el aparato burocrático del general, lo cual exasperaba a Churchill.

En este difícil contexto y durante una de las reuniones que ambos mantuvieron  de Gaulle insistió en acometer una acción incierta y económicamente costosa ante las negativas del premier, que pretendía financiar otros planes de cuya existencia era ajeno su interlocutor.

El francés,  ante la contumacia  de Winston basada en el alto coste de su  plan, le soltó el siguiente exabrupto:

“Los británicos parece que solamente están dispuestos a luchar por dinero, mientras nosotros lo hacemos por dignidad y honor”

Tras unos segundos que se hicieron eternos, Churchill le respondió con flema y mirándole a los ojos: “Naturalmente, cada uno pelea por lo que le falta….”

Los diplomáticos británicos también han hecho gala de su flema cuando las circunstancias así lo aconsejaban. Así ocurrió por ejemplo cuando el Embajador británico en Berlin, Sir Eric Phipps, invitó a cenar a su casa al mariscal Goering, en 1934. Éste llegó con retraso y se excuso diciendo que acababa de volver de caza.”Caza de animales, espero”, le espetó el flemático diplomático ante la estupefacción del jerarca nazi.

Aquí en nuestro país tuvimos entre 1940 y 1944 como embajador de la “pérfida Albión” al flemático e irónico Samuel John Gurney Hoare, vizconde de Templewood, y uno de los artífices del célebre pacto de Munich entre Hitler y Chamberlain -1938-.

 Cuando en 1941, una manifestación de estudiantes apedreó en Madrid la embajada inglesa, el ministro Serrano Suñer le llamó diciéndole que si quería le mandaba más policías para proteger el edificio. Hoare le contestó: «No, prefiero que me mande menos estudiantes»

Como paradigma de la flema británica se cuenta la anécdota de un Lord inglés que se encontraba con placidez leyendo “The Times”, como mandan los cánones, cuando fue interrumpido por su mayordomo: «Mi Lord, está subiendo el Támesis». «Muchas gracias, James». Una hora después regresó el mayordomo: «El Támesis continúa subiendo». «Gracias James». Horas después, James entró chapoteando en el agua fangosa y comunicó impertérrito: «Mi Lord, el Támesis».

El periodista español Augusto Assía, condecorado con la Orden del imperio Británico y la King´s medal por engañar a los nazis al publicar varios artículos asegurando que el desembarco de Normandía se produciría en la zona de Calais, decía que no hay que fiarse de los británicos: aman a los animales, las mermeladas y la novela rosa, pero lo que les hace felices es guerrear y partirse la cara.

En definitiva, podríamos concluir afirmando que a los británicos hay que aceptarlos como son, un poco excéntricos pero dotados de un gran sentido del humor y como decía una señora de cierta edad en la célebre película protagonizada por Colin Firth – “El discurso del Rey”-, “Darling, somos ingleses, solo mostramos afecto por nuestros perros y caballos»

Fuentes

https://es.wikipedia.org/wiki/St_Paul%27s_Survives

https://www.galaxiagolf.com/viewtopic.php?t=14727

Publicado por quecocominges

Abogado aficionado a la historia - la escrita con mayúsculas y también la de andar por casa o intrahistoria, que diría Unamuno-.

Un comentario en “FUERA DE MADRIZ……consideraciones sobre la flema….británica, ¿Cuál sino?

  1. Excelente semblanza de un pueblo (el británico) cuya flema, bien aderezada en este artículo con variados ejemplos, se mantiene incólume pasados los años, cómo cuando en el metro un inglés vestido con traje de raya diplomática pisa el pie a otro, quien estoicamente, le espetaría: ¿Podría apartar por favor su extremidad de la mía?. Se podrían contar miles de anécdotas de la flema inglesa como la del Primer Ministro Churchill y Lady Astor.

    Conocida también es la anécdota de primera mitad de siglo XX en el que un rotativo inglés titulaba: «Aislado el Continente por Niebla en el Canal» (Fog in Channel, Contient Cut Off)

    El blitz (o bombardeo cruel en incesante) de la Luftwafe sobre la ciudad de Londres fue uno de espisodios más duros de la guerra, y efectivamente sólo quedo en pie como símbolo, la Cúpula de St Paul’s Cathedral!!

    Muy buena crónica! La flema siempre será su seña de identidad!

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