25 de noviembre

Pasó de los consejos de Cánovas, y se marchó a Aranjuez a visitar a los enfermos por la epidemia de Cólera que había empezado en Valencia, en el palacio consoló personalmente a los enfermos. Cánovas mandó al capitán general, al gobernador civil y al mismo Ministro de Gracia y Justicia para traérselo a Madriz por la fuerza. Aquí fue vitoreado por su gesto, el pueblo desenganchó los caballos y llevó su carruaje hasta palacio como gesto de admiración hacia un rey que se había ganado al pueblo. Cánovas temía que el que rey se contagiara de Cólera, sin embargo el rey llevaba años contagiado de tuberculosis, algo así como el sida del XIX, es lo que tenía irse de farra por Madriz, la tisis se cebaba con los jóvenes.
El doctor Camisón, médico real, se quejaba a Cánovas de que el monarca era poco serio en eso de seguir sus indicaciones, Cánovas le iba a darle el cante al rey, él: “Bah! Cosas de Camisón. ¡Si yo hago cuánto me manda!”
Pero desde hacía meses la enfermedad estaba en la última fase, llevaba siempre un pañuelo rojo para disimular la hemoptisis, se fatigaba, en las últimas semanas al recibir a las tropas en el Pardo, dudaba si bajar a saludarles (“he tenido que parar a descansan al bajar las escaleras”, les dijo hacía poco), Silvela comentó que le vio muy desmejorado, aunque algunos intentaban animarles, “Ustedes pueden decir que estoy mejor, pero al vestirme y desnudarme yo observo que cada día voy perdiendo carnes, que me voy demacrando” , sus piernas no le sostenían, ya había dejado de ir de caza, la última vez no podía ni sostener la escopeta, y lo de montar a caballo ya estaba casi olvidado.




La muerte de Alfonso XII
Antonio Benlliure recrea en El último beso la defunción del rey en el Pardo. La pequeña infanta María Teresa se acerca para besar a su padre. Palacio de Pedralbes (depósito del Museo del Prado), Barcelona.
FOTO: Museo Nacional del Prado, en depósito en el Palacio de Pedralbes


Tal día como hoy de 1885, Palacio de El Pardo, 3 de la mañana, Alfonso XII pide a Camisón que le diera algo para calmarle la fatiga, el médico le inyecta morfina que le hace dormir, María Cristina piensa que ese sueño le mejora, a las 4:30 sufre un ataque de disnea, parece que ya es el final, pero vuelve a calmarse y dormir, a las 7 vuelve a toser, se intenta recostar, cada respiración se lleva parte de su alma, a las 8:30 le dice algo a su esposa, y deja de respirar.
La mujer que lleva en su vientre al próximo rey le grita:
“¡Alfonso! ¡Alfonso mío! ¡Dios mío, contesta! ¡Alfonso! ¡Alfonso!”
Alfonso no puede contestar, Alfonso XII ha muerto.
“Como una luz que se extingue, como una sombra que pasa, sin agonía, sin esas convulsiones supremas entre la vida y la muerte, ha entregado su alma al Creador el buen rey D. Alfonso XII. En aquel palacio, donde celebraba hace pocos años las fiestas de sus esponsales con la reina, yace ahora rígido y frió su cadáver, cubierto de flores que esparció en lecho mortuorio la fiel compañera de su vida y bendecido por la imagen del Cristo, que ha reemplazado entre sus manos el cetro de San Fernando.
Conturba hondamente el ánimo aquel cuadro desgarrador de la muerte allí donde la juventud, la grandeza, la fortuna, las glorias y el amor parecían reunir todas las dichas de la tierra.
Morir á los veintiocho años, en un trono, rodeado del cariño de un pueblo y del respeto de Europa, idolatrado por una esposa fidelísima y una familia de quien era la alegría y el sostén, lisonjeado por la influencia creciente en la prosperidad da España, por los horizontes de gloria que le sonreían y las generosas iniciativas de engrandecimiento nacional que palpitaban dentro de su pecho, es una de esas tragedias de la vida que conmueven los ánimos más impasibles y despiertan en todo corazón bien nacido un sentimiento de inmensa piedad y de angustioso duelo.
Fija la vista en aquellos mortales despojos, nos representa la memoria en irresistibles evocaciones las etapas recientes de una vida tan corta y de fecundidad tan bienhechora para esta nación infortunada.
Parece que lo vemos todavía cuando niño aún hacía su entrada entre el júbilo de los unos y la recelosa preocupación de los otros. Asentaba su trono en tierra minada por los volcanes de la anarquía y de la reacción; venia á un país desgarrado por la discordia y ensangrentado por la guerra carlista que rugía en el Norte y la rebelión filibustera que asolaba á Cuba. Sonriente y modesto entraba en Madrid, no como el monarca restaurador que viene á terreno conquistado en que vengar los agravios del destierro y los dolores de la emigración, sino como el jefe de un pueblo que aspira á ganarse por sus afanes y trabajos el cariño de todos y el derecho á reinar. “
El imparcial 26/11/1885.
“Con el alma dolorida acabamos de recibir la triste nueva que nuestro corresponsal especial nos envía desde el real sitio de El Pardo.
No encontramos frases que señalen con exactitud la profunda pena que embarga nuestro ánimo. A falta de ellas y convencidos de que el lector suplirá la de que adolecen estas lineas, damos publicidad á la siguiente carta de nuestro compañero y amigo Sr. Peris Mencheta:
«El-Pardo,:25(9 m)».
Todo ha concluido. Ni la ciencia con sus recursos, ni las oraciones elevadas al Altísimo en demanda de salud para el malogrado rey de España han podido variar el fatal desenlace de la aguda dolencia que venia minando la preciosa vida de monarca tan querido como el que acaba de bajar á la tumba rodeado de su familia amantísima, del cardenal Benavides, de los ministros de la corona aquí residentes y de los altos jefes de Palacio…..”
La Correspondencia de España, Jueves 26 de noviembre de 1885.
“Don Alfonso XII ha fallecido.
Como rey, ha de juzgarle la historia.
Nosotros, adversarios de las instituciones que él representaba, no somos los llamados á juzgarle como hombre.
Paz á los muertos. “
La república, Madrid. — Jueves 26 do Noviembre de 1885.
Muerto el rey la sucesión se espera sea en la persona que ostenta el título de Princesa de Asturias, su hija María de la Mercedes, pero el estado de gestación de la reina la convirtió en regente sin saber de que rey o reina, en espera de saber si será varón.

JMDC 25 de noviembre de 2019.

Fuentes:
Diarios del 26/11/1885

El Imparcial: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000629838&search=&lang=es
La Correspondencia de España: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000301878&search=&lang=es
La república: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003869061&search=&lang=es
Resto de periódicos de Madriz: http://hemerotecadigital.bne.es/results.vm?u=Prensa+de+informaci%C3%B3n+general&u=Prensa+gratuita&u=Peri%C3%B3dicos&u=Peri%C3%B3dicos+anteriores+a+1850&a=us&p=Madrid&d=creation&d=1885&d=11&d=26&d=1885&d=11&d=26&t=%2Bcreation&l=600&l=700&s=0&lang=es

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