¿Sabíais que la calle Sombrerete, que va de la plaza de Lavapiés a la calle Embajadores, se llamaba Sombrerete del Ahorcado?

De Basilio – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17666068
“Los hechos son como siguen: El poderoso rey de Portugal, don Sebastián, se propuso la conquista de Marruecos. Una importante escuadra lusitana se presentó días antes en aguas de Tánger, desembarcando un considerable ejército de infantería, caballería y artillería, a cuyo frente venía nada menos que el mismo rey, don Sebastián, secundado por lo más granado de la nobleza lusitana y lo más lucido de la oficialidad de aquel país. El cuerpo expedicionario, después de descansar unos días en la playa de Tánger, se organizó en fuertes columnas y se dirigió hacia Alcazarquivir, que en aquella época era la plaza más importante de la región. El plan decidido por el rey y su Estado Mayor fue el de presentar batalla al sultán de Marruecos y a sus numerosas huestes, en la ribera del río Oued-Mjazén, ‘río de la podredumbre’, por haberse llenado de cadáveres de ambos bandos y por despedir un hedor inaguantable, que duró mucho tiempo y dio lugar a epidemias. D. Sebastián, confiado en los elementos de que disponía, tenía por segura la victoria de sus armas, pero dominado por su fanatismo, oró ante el altar la víspera y prometió que si vencía, pasaría a cuchillo a todo judío que no aceptara la conversión a las creencias del ejército invasor. Dos judíos, prisioneros de los portugueses, pusieron el hecho en conocimiento de sus correligionarios de Tánger y Alcazarquivir los que, consternados por tan fatal noticia, se concentraron en sus templos, para orar e implorar la protección de Dios. Entretanto, una encarnizada batalla se desarrollaba al margen del río, sucumbiendo muchos miles de hombres de uno y otro lado, hasta la una de la tarde del uno de Elul en que quedó completamente derrotado el ejército portugués, contándose entre las víctimas a don Sebastián, muchos de sus familiares y los más distinguidos próceres de la nación portuguesa. La derrota de los portugueses evitó el degüello de miles de judíos que, seguramente, preferirían ser inmolados, a abjurar de su religión. Una vez más la Providencia salvó a los judíos de una muerte segura. Los jefes de las comunidades declararon día festivo el uno de Elul, dedicándolo a la práctica de la caridad y a entonar himnos de alabanza al Todopoderoso por su divina protección.”
Se trata de una lectura de la Meguilá de los Reyes, que se recita en las sinagogas el primer día del mes Elul, para conmemorar lo ocurrido el 1 de Elul de 5388 de la era judaica, lo que viene siendo el 4 de agosto de 1578 cerca de Fez.
Tenían motivos los judíos que habían huido de Portugal en temer a Don Sebastián, su bisabuelo Manuel I había pasado a cuchillo a todos aquellos que se negaron a convertirse al cristianismo, y por eso no tuvieron miramientos con los portugueses convertidos en esclavos tras la derrota.

Sebastián I era hijo de Juana de Austria, por tanto nieto de Carlos I de España, su padre, el príncipe Juan Manuel falleció poco antes de que naciera, y al doblar su abuelo Juan III de Portugal se convirtió en rey a los tres años, ya hacía mucho tiempo que su madre había vuelto a Castilla para no volver a verlo, más allá de los cuadros a través de los que seguía el crecimiento de un muchacho que fruto de tanta endogamia tenía muchas papeletas a acumular todo tipo de taras.
Mira que en Guadalupe se lo dijo su tío Felipe II, “no te metas en ese fregao, tú veras, me pones en un compromiso, que ando negociando la paz con el turco, pero ya que te pones tan pesado, te presto 50 galeras y 5.000 hombres, pero no es gratis, te paso la factura, y la pagas, más te valdría en lugar de meterte en tanta guerra contra el infiel, tirarle los tejos a mi hija Isabel Clara Eugenia. Otra cosas: ni se te ocurra ir tú personalmente a Marruecos”. Vamos que mover un ejercito de Flandes a Italia, lo pagaron los portugueses. Felipe decía de su sobrino: «tiene buena y santa intención, pero poca madurez».
Pues ahí que va don Sebastián, el gran capitán de Jesús, a la gloriosa cruzada, a conquistar África y librarla de la expansión turca, tanto empeño puso que se endeudó con media Europa para conseguir juntar 20.000 soldados, además de portugueses, había soldados pontificios bajo el mando de Sir Thomas Stukeley (que no salió de aquella), españoles, y otros muchos países, la excusa, que al rey marroquí Muhammad Al-Mutawakkil, Al-Masluk para los amigos, le habían depuesto y en el trono marroquí estaba Abd al-Malik, un joven de la dinastía Saadí, que aceptó el reto y se metió de lleno en la batalla. Así que eran tres reyes los jefes de la batalla, el día del verano que más calor hacía, los portugueses tiran para Fez, por el camino piensan tomar Alcazarquivir, van de sobrados, a la fiesta se han apuntado lo más granado de la sociedad portuguesa, y como son tan señoritos van cargando con sus criados, sus carros para no cansarse y tener sus comodidades, hasta las putas se habían llevado. La artillería bereber les estaba esperando, cierto que cayeron unos seis mil marroquíes, el primero el Sultán Abd al-Malik que tampoco arrastraba mucha salud, de las tropas cristianas murieron ocho mil, y diez mil fueron hechos prisioneros, algunos consiguieron huir, lo intentó el pretendiente a Sultan Al-Masluk que se ahogó en el rio al intentar escapar, el cuerpo de Don Sebastián nunca fue encontrado.

La muerte, o al menos desaparición del rey Don Sebastián, la derrota de su ejercito llamado a ser el de un quinto imperio sucesor de los que fueron egipcio, asirio, persa y romano, supuso un golpe enorme al patriotismo portugués, quedaba el reino en bancarrota, y al final anexionado al español bajo el reinado de Felipe II, que llevó a que surgiera un movimiento llamado Sebastianismo, el rey Sebastián volvería, tras la batalla de Alcazarquivir, se habría mantenido encubierto, viviendo como cualquier trabajador humilde, hasta el momento oportuno en el que recuperar el trono portugués y devolver al país toda su gloria, llevándo a término el quinto imperio.
En esa esperanza vivía Fray Miguel de los Santos, quien había sido confesor de Don Sebastian, y de Antonio de Portugal, Prior de Crato, que había conseguido escapar con vida de Alcazarquivir, y al que el pueblo había convertido, a pesar de ser bastardo, en rey de Portugal tras la supuesta muerte de Don Sebastián, pero finalmente el trono se lo llevó el castellano Felipe (II de España y I de Portugal), con el apoyo de la aristocracia protuguesa, y las armas del Gran Duque de Alba en Alcántara.
Fray Miguel nunca creyó que los restos que Felipe II hizo enterrar en Belem fueran los de Sebastian, eran muchos los soldados que afirmaban haber visto al rey de 24 años tras la batalla, un religioso afirmaba lo había confesado, el general Diego de Mesa nunca fue claro al explicar cómo había salido de Marruecos sin tener certeza de la muerte de su rey, pero el caso es que al barco que lo llevó subieron varios hombres embozados, lo cierto es que nadie sabía para quien era la ropa limpia y la caza que se enviaba al monasterio de los Descalzos. Sebastián tenía que estar vivo.

De Desconocido – [1], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7406719
Por esas vueltas que da la vida, Fray Miguel acabó en Madrigal de las Altas Torres, en cuyo convento de la agustinas vivía desde los seis años María Ana de Austria, hija de Juan de Austria, y por tanto sobrina de Felipe II, y a Madrigal también llegó, buscando cómo ganarse la vida un pastelero, Gabriel de Espinosa, un cuarentón de buen ver, elegante y educado, Fray Miguel al verlo reconoció sin ninguna duda a Don Sebastián, al que había visto partir de Lisboa 17 años antes, que se hacía pasar por un humilde trabajador hasta que el momento propicio para ponerse al frente de su patria y devolverle todo su esplendor.

En toda esta historia no puede faltar el amor, Fray Miguel presentó a María Ana a su primo, el pastelero, bueno el rey Sebastián, y quedó prendada de él (las ganas que tenía de salir del convento debieron jugar mucho a favor de ese amor tan expontáneo), pero para recuperar el trono era necesaria financiación, María Ana que ya se veía en el trono lisboeta, entregó una joyas a su amado, quien acudió a Valladolid a venderlas, poco discreto, iba dándose de gran señor, de rey nada menos, y eso llamó la atención de los peristas, alguno que no tenía suficiente efectivo para comprarlas, antes que lo hiciera la competencia, dio el soplo a la pasma, y D. Rodrigo de Santillán, Juez en la Cancillería de Corte dio orden de detener a Gabriel de Espinosa, quien con toda naturalidad dio razón del origen de las joyas, se las había entregado la sobrina del rey, nada menos. Santillán da parte al rey, mantiene preso a Gabriel, y por medio aparecen unas cartas dirigidas a él, de Fray Miguel tratándole de majestad, y otras amorosas de la monja, la cosa se pone interesante para las autoridades. El pastelero y el fraile acaban asegurando que Gabriel es Don Sebastián, el juez que propone practicar diligencias de reconocimiento, Felipe que ni diligencias ni leches, que dicte la sentencia que ya le avanzó en anterior carta.
El Archivo General de Simancas guarda los autos del proceso del «Pastelero de Madrigal», declarado reservado y secreto de Estado por el duque de Lerma el 23 de septiembre de 1615, por eso los detalles no se conocieron hasta mediados del siglo XIX, lo que si se sabe es que Gabriel de Espinosa fue ahorcado y descuartizado el 1 de agosto de 1595, condenado por suplantar la identidad de un rey.
Tal día como hoy de 1595, en la plaza Mayor de Madriz, fue ejecutado Fray Miguel de los Santos, pero como está feo eso de ajusticiar a un cura, cuatro días antes fue llevado al monasterio de San Martín, donde se le despojó de sus privilegios religiosos en la ceremonia de degradación oficiada por el arzobisco de Oristán, imponiéndole el ferreruelo viejo y negro, así como el “sombrerete”, de vuelta a la cárcel se le comunicó su condena a muerte y escarnio público, tras la ejecución, el sombrerete fue paseado en lo alto de un palo por la Villa, y arrojado a un estercolero, y de ahí tomó el nombre la calle.
JMDC, 19 de octubre de 2020.
Fuentes:
https://losreinosdelasindias.hypotheses.org/date/2014/12
http://domuspucelae.blogspot.com/2010/06/historias-de-valladolid-el-pastelero-de.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Alcazarquivir