“Felipe Trigo se levantó esta mañana, como de costumbre, a las siete, dando un paseo por el jardín. A poco de bajar a éste acercóse al pozo; pero viendo que le observaba el jardinero continuó su paseo, para volver a asomarse al brocal al poco rato. Como viese que el jardinero seguía observándole, se retiró al interior de la casa, pidiendo el desayuno, hablando con sus hijas mientras lo tomaba.
Al poco rato se levantó de la mesa, diciendo a su señora que le seguía pasando lo de costumbre, esto es, que no podía escribir, y marchó a su despacho, donde se puso a trabajar. Dejáronle solo.”
La Acción, 2 de septiembre de 1916 pág. 5 3ª columna.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0003473248&page=5&search=%22Felipe+Trigo%22&lang=es
“Serían las diez cuando su hijo Félix, que se hallaba en el jardín a espaldas del hotel, oyó un ruido seco, una detonación, que en seguida conoció, pues el revólver con que el tiro había sido disparado le había él, utilizado varias veces. Félix, que no podía figurarse la tragedia que se había desarrollado, recorrió el jardín y no observó nada anormal, pues en un principio creyó que se trataba de algún cazador furtivo.
De repente le asaltó una idea terrible y, loco por el terror, gritó: «¡Mi padre!» Salvó en pocos instantes la distancia que le separaba de la ventana que daba al jardín y que correspondía al despacho del autor de sus días y con la agilidad propia de sus pocos años la saltó y se encontró con un espectáculo terrible. Su infeliz padre tendido en el suelo, al lado de la mesa de despacho, y con la cabeza en un charco de sangre, lanzaba débiles gemidos. Félix, enloquecido, se lanzó sobre el cuerpo de su padre y le llamó repetidas veces, pues aun vivía.
…..
Luisa, en aquellos momentos terribles, se hallaba sentada al piano y ponía su alma entera en la ejecución de la obra que leía, bien. ajena a lo que a dos pasos de donde se hallaba se desarrollaba. El sonido de las notas del piano le impidieron oír el tiro, y Luisa, antes de que éste sonara, tuvo un presagio terrible, pues pensó que si daba una nota alta su padre, se quitaría la vida. La nota fatal, que estaba en el papel de música que leía, salió de los dedos de Luisa y esta experimentó un escalofrío extraño. Minutos después fué interrumpida por los gritos angustiosos de su hermano Félix, quien, con la voz velada por la emoción, dijo: ¡Luisa… nuestro padre se ha matado!
Ambos hermanos corrieron al despacho y se arrojaron sobre el cuerpo de su padre profiriendo gritos de dolor. A éstos acudieron las demás personas de la familia, y la escena que allí se desarrolló no es para descripta. ”
El Heraldo de Madrid, Sábado 2 de septiembre de 1916, Edición de la noche, página 2 http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000689784&page=2&search=%22Felipe+Trigo%22&lang=es
Según otras versiones, la mujer pidió a Luisa que lo buscase, Consuelo, otra de las hijas que había oído la detonación encontró la puerta cerrada, con un destornillador lograron separar las hojas de la puerta y encontraron a Felipe sobre el sillón.

Aún estaba vivo, pero nada se pudo hacer por salvarle la vida, la bala había entrado por la sien derecha y a la una de la tarde falleció aquel escritor madrileño nacido en Villanueva de la Serena en 1864, estudiado medicina en el Hospital San Carlos de Madrid, que hastiado de ser médico rural, no por su profesión, sino por ver cómo el caciquismo mantenía subyugado a un pueblo analfabeto, (seguro que pocos habéis leído sus libros, pero habéis visto la película “Jarrapellejos” que Antonio Giménez-Rico llevó al cine en 1988), opositó al cuerpo médico militar.

Aquella fue la segunda vez que intentaba suicidarse (al menos, en Buenos Aires cinco años antes, según cuenta en “Si sé por qué” novela póstuma), y la segunda vez que moría, la primera fue en Fuerte Victoria, los tagalos le había metido siete machetazos y lo habían dejado por muerto. Allí había llegado voluntario, y volvió como un héroe, con grado de teniente coronel mutilado del cuerpo de sanidad militar. Podía haber rentabilizado su fama en el campo de la política, pero prefirió dedicarse a escribir, su primera novela, Las ingenuas (1901), relata su experiencia en Filipinas y resulta ser un best seller, así que a escribir, en los 15 años siguientes escribe 17 novelas, cuentos cortos y relatos, lo que se supone ganar una pasta gansa, como para comprarse el hotelito en aquella nueva Ciudad Lineal, (aquí: https://www.google.es/maps/@40.4408452,-3.6401044,3a,63.2y,35.04h,90.23t/data=!3m7!1e1!3m5!1sgL85OnB70hoogAeMFIpSMA!2e0!6s%2F%2Fgeo1.ggpht.com%2Fcbk%3Fpanoid%3DgL85OnB70hoogAeMFIpSMA%26output%3Dthumbnail%26cb_client%3Dmaps_sv.tactile.gps%26thumb%3D2%26w%3D203%26h%3D100%26yaw%3D162.92592%26pitch%3D0%26thumbfov%3D100!7i16384!8i8192).
Aquél médico no soportó la neurastenia que le impedía hacer su vida normal, incluso escribir de la forma frenética en que lo había hecho, dejaba a su mujer, compañera de facultad de medicina, y seis hijos y una obra que no recuerdo que se citara en mis libros de E.G.B., que cargada de erotismo critica la sociedad española, su hipócrita moral sexual.

JMDC, 2 de septiembre de 2020.
Fuentes:
Los periodícos citados y podéis consultar otros en:
http://hemerotecadigital.bne.es/results.vm?o=&w=%22Felipe+Trigo%22&f=text&u=Prensa+gratuita&u=Preguntas+y+respuestas&u=Peri%C3%B3dicos&u=Peri%C3%B3dicos+anteriores+a+1850&a=us&d=creation&d=1916&d=09&d=02&d=1916&d=09&d=05&t=%2Bcreation&l=600&l=700&s=10&lang=es
https://www.eldiario.es/extremadura/felipe-trigo-suicidio-tamayo_132_4577107.html
podéis decargaros sus libros en:
https://www.textos.info/felipe-trigo/cuentos-ingenuos/descargar-pdf