Estos días estamos todos estamos pendientes de la evolución de una enfermedad infecciosa, el puto COVID-19. Para ganar una guerra (quizá nos deberíamos acostumbrar a utilizar símiles menos bélicos como hizo ayer Juan Luis Arsuaga Ferreras en RNE, utilizando como metáfora un gran incendio: https://www.rtve.es/alacarta/audios/las-mananas-de-rne-con-pepa-fernandez/mananas-rne-pepa-fernandez-juan-luis-arsuaga/5548075/) es esencial conocer los movimientos del enemigo, y para ello hay que llevar las estadísticas de los casos de enfermedades infecciosas para así localizar los focos y adoptar medidas para evitar su propagación.
En España desde 1995 el organismo encargado de coordinar con la Unión Europea y al OMS el control de epidemias es la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE),
Enfermedades como la difteria, el sarampión o la varicela son de declaración obligatoria (EDO) desde 1904, así el art. 124 de Instrucción General de Sanidad Publica publicada en la Gaceta de Madrid n.º 23 del 23 de enero de 1904 se establece:
“Art, 124. Es obligatoria para todos los Médicos y para los cabeza de familia, para los Jefes de establecimientos ó de talleres y fábricas, para los dueños ó gerentes de fondas, posadas y hospederías, la declaración al Inspector municipal de Sanidad de las enfermedades infecciosas comprendidas en el anejo núm. 1, tan luego como haya motivo racional para pensar que existen en los establecimientos ó en las casas de su dirección ó cuidado. El aviso se debe comunicar al Inspector municipal”
Aquellos eran tiempos en los que ya había sido declarado mayor de edad Alfonso XII, y el Presidente del Consejo de Ministros era Antonio Maura, El Director General de Sanidad (desde 1902, y la lo había sido unos meses antes como veremos) era nuestro protagonista de hoy, un médico comprometido con la formación médica, la higiene pública y la medicina preventiva.
Tal día como hoy de 1850 en la calle Relatores de Madriz nace Carlos Maria Cortezo y Prieto de Orche, estudiante ejemplar (vamos el empollón de su clase en el Instituto San Isidro), con 16 años comienza las carreras de Filosofía y Medicina (que se montó un doble grado el menda, lo cierto es que él se consideraba de Letras, pero su madre se empeño en que hiciera medicina, que era lo que le daría pelas) que termina en 1870, en seis meses se saca el doctorado, siguió formándose en París, con 21 añitos es médico en el Hospital de la Princesa, consiguió plaza como catedrático en Granada, pero no quiso irse de Madriz, prefería seguir al lado del profesor Gómez Ocaña, o Federico Rubio y Galí, en todo caso impartió clases en la Escuela Libre de Medicina.

Participó entre 1892 y 1903 en varias conferencias internacionales sanitarias.
Con el Dr. Francisco Méndez Álvaro funda la Sociedad Española de Higiene y Seroterapia en 1878, que tuvo una gran influencia en el mundo médico no sólo en España, y de la que sería nombrado Director Santiago Ramón y Cajal en septiembre de 1899.
En agosto de 1899 España estaba incursa en una epidemia de peste bubónica, la que se denominó peste de Oporto, Sagasta tiró de Cortezo como Director General de Sanidad, ‘investido de facultades especiales‘ como informaba El Imparcial entre el 15 y el 18 de agosto, fue nuestro Fernando Simón de entonces.

Durante su segundo periodo como Director General de Sanidad se tuvo que enfrentar a un brote de tifus en el Asilo de la Montaña, centro de acogida de pobres en Madriz, en abril de 1903, acordando el aislamiento de los enfermos y medidas higiénicas, como el lavado de los enfermos y sus ropas.
Entre sus aportaciones a la medicina, además de la Instrucción General de Sanidad, que regulaba la organización de la Sanidad, la higiene en ámbitos no sólo sanitarios, sino urbanos y escolares, podemos destacar, sus estudios sobre las curas clorógenas» (1881), para el tratamiento de las heridas con hipocloritos de acción lenta, que muchas vidas salvó durante la primera guerra mundial. También se le ha relacionado con el descubrimiento del piojo como transmisor del tifus, aunque en realidad, lo que dijo en parís en otoño de 1903 se limitó a rebatir las afirmaciones de médicos estadounidense que fijaban como único vector transmisor dela fiebre amarilla al mosquito, indicando que otros parásitos (pulgas y piojos) eran agentes seguros de transmisión del tifus exantemático.

De Mr. Tickle – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2536257
Los de su juventud eran tiempos de revolución, de La Gloriosa, de tertulias filosófico-políticas en el café de Oriente, lo que le llevó al positivismos y al republicanismo, que tras Amadeo y ya en la regencia de maría Cristina, le colocó junto a Castelar y Silvela. Así, metido en política en el partido conservador, en 1891 se convierte en Diputado, luego sería senador vitalicio, ministro de Instrucción Pública (1905). Gran orador fue conferenciante destacado en el ciclo sobre el positivismo en el Ateneo el año 1875, mienbro de la Real Academia Española de la Lengua, además de la de Medicina, condecorado con la Gran Cruz y Collar de Carlos III y el Toisón de oro.
JMDC, 1 de abril de 2020.
Fuentes:
http://dbe.rah.es/biografias/5153/carlos-maria-cortezo-y-prieto (amplia biografía de Carlos María Cortezo)
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=cortezo-prieto-carlos-maria
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Cortezo
Medicina, ideología e historia en España (siglos XVI-XXI), Sociedad Española de Historia de la Medicina. Congreso CSIC, , Ricardod Campos, Luis Montiel y Rafael Huertas García-Alejo (Coordinadores), ISBN 978-84-00-08603-9, pag. 127 y siguientes
Santiago Ramón y Cajal. Ed. Universidad de Valencia, 2006, José María López Piñero ISBN: 978-84-370-6432-1, pag. 318 y sig.
Para los que estéis interesados en la evolución de la epidemia que sufrió Madriz, hay una tesis que podéis leer:
La gripe de 1889-1890 en Madrid, Sara García Ferrero, Memoria para optar al grado de Doctor, Madrid 2017 U.C.M.