Mantener un colegio de huérfanos supone un esfuerzo económico, así que una solución para sacar pasta es hacer trabajar a los críos, pero eso no está del todo bien visto, salvo que se trate de una actividad artística, así que no está mal ponerlos a cantar en los entierros o en las procesiones, así cantaron en el entierro de Antón Martín, Lope de Vega y Calderón de la Barca, a Quevedo no le hacía gracia, dijo: “A niños de la doctrina, no pienso pagar la solfa; música que no he de oilla, que la pague quien la oiga”. Así se sacaban unos reales los Doctrinos, los 40 críos, huérfanos al menos de padre y de entre 7 y 9 años, que tenían plaza en el Colegio de Niños de la Doctrina, que a mitad del siglo XV la Villa de Madriz abrió en la Carrera de San Francisco.
El colegio se quedó pequeño para tanto doctrino como había, así que el Consejo de la Villa trasladó en 1883 el colegio a la calle Alfonso VI con Redondilla 8:
Hoy en ese lugar sigue estando lo que hoy es el Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) San Ildefonso, y la Residencia-Internado San Ildefonso, ya no sólo para huérfanos.
En 1763 Carlos III que venía de Italia con muchas ideas de allí, importaba una forma de sacarle pasta a la peña para incrementar los ingresos del erario público, y que además, en lugar de protestar por un nuevo impuesto, estuviera contenta, se creaba la Lotería por números, lo que hoy conocemos conocemos como la lotería primitiva.
Así que ya tenemos por un lado a unos niños que cantan, y por otro un sorteo que necesita de manos inocentes para extraer las bolitas.
Tal día como hoy de 1771 un niño llamado Diego López, ,el premio era de 32.000 reales, lo que vienen siendo unos 48 pavos, entonces “Aquella lluviosa mañana, nuestro colegial compañero Diego López llegó vestido a la napolitana, con una túnica de damasco blanco, galoneada de oro, que le cubre hasta los pies, con la inefable peluquita blanca rizada y entre una gran expectación se persigna con gesto serio y solemne, muestra su mano derecha desembarazada de cosa alguna y la introduce por la puertecilla redonda del arca que contiene las 90 bolas, tomando al azar una de ellas canta el número con un gracioso soniquete y, tras mostrarla públicamente, se la acerca a los labios y la besa cariñosamente”. ¡Ala!, tarea hecha, el día estaría nuboso, pero para el que su número coincidía con el de la bolita del niño salió un sol radiante. El Sr. Lorién, director de la lotería, soltó una limosna de 500 reales al Colegio de la Doctrina de San Ildefonso, y todos contentos a casa.

Desde entonces, los críos del San Ildefonso son los encargados de sacar las bolitas de la suerte.
JMDC, 9 de marzo de 2020.
Fuentes:
https://elpais.com/politica/2017/12/13/sepa_usted/1513129286_714944.html
http://www.aecsi.org/la_loteria_ildefonso.html
https://web.archive.org/web/20010210233333/http://onlae.terra.es/loteria/historia/losninos.htm