En el cuarto de baño de un hotel nos solemos encontrar jaboncitos, esponjitas para dar brillo a los zapatos, gorrito de ducha, un peine, lima de uñas, o incluso un diminuto costurero. Sobre la mesa, papel para cartas, bolígrafo, planos de la ciudad…….
¿Te imaginas que todo el material de cortesía se limite a un peine atado con una cuerda al palanganero? Pues esa fue la gran idea de D. Juan Posada para darle empaque a su negocio. Lo de la cuerda es para que la peña no se lleve el peine, que en 1610 era todo un lujo. La idea era realmente buena, dio nombre al establecimiento, ya lo fue montar una posada junto a la Plaza mayor, y al lado de la calle de las Postas, donde llegaban las diligencias a Madriz.
El dicho “esto parece la posada del peine”, referido a una casa o a cualquier lugar donde entra y sale mucha gente, recuerda a aquel establecimiento hostelero, uno de los primeros de la ciudad, fundado en la calle Vicario Viejo (no lo busquéis así en el googlemaps, que ahora es Marqués viudo de Pontejos, n.º 17). El negocio iba bien, en 1796, sus entonces dueños, los hermanos Espino, ampliaron el negocio adquiriendo el edificio de al lado que daba a la calle de San Cristobal, se amplió en 1863 y en 1891 se unió el contiguo que daba a la calle Postas, con su correspondiente reforma para dotarlo de tres plantas sobre el bajo y principal ya existentes, y con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América, dotarlo de un templete y un reloj, mira lo chulo que quedó
Por si no lo localizáis bien, mirad en este otro plano:
Se convirtió en la posada con más postín de Madriz, con sus 150 habitaciones, más cómodas las exteriores que aquellas que daban al interior, oscuras y poco ventiladas (pero con peine), y una muy especial, la 126, cuentan que tenía una escalera oculta en el armario por la que se subía a un cuarto secreto del piso de arriba, útil para los fugitivos o para encuentros discretos, aunque para encuentros nocturnos, otras contaban con pasadizos que hacían innecesario usar el pasillo principal. Si realmente existieron cumplieron bien su condición de secretos, pues nada hay que deje constancia de su existencia.

Fue pasando por diversos propietarios, una de sus últimas propietarias había dejado su herencia a una comunidad religiosa y cuando dobló la vieja, en lugar de convertirlo en un convento (hubiera estado bueno, ¡un lugar donde tantos pecados se habían cometido!), vendieron la posada a la relojería Girod que puso tienda en el bajo y taller en el primer piso, pasando del negocio de hostelería, lo cerró tal día como hoy de 1970.
Desde 2006 lo explota la empresa High Tech, bajo la marca Petit Palace La Posada del Peine, totalmente renovado (se han respetado las fachadas de los tres edificios), con ese encanto especial que tienen los hoteles de la cadena, si queréis reservar para este fin de semana daros prisa que solo queda una con balcón (más de 400 pavos la pareja):
JMDC, 28 de febrero de 2020.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Posada_del_Peine
https://madripedia.es/wiki/Posada_del_Peine
https://madridandyou.com/la-posada-del-peine-un-hotel-con-mucha-historia/