100.000 hombres había colocado ya Napoleón en las principales plazas españolas, y nombrado a su cuñado Joaquín Murat comandante y gobernador de Madriz.
La familia real portuguesa, María I de Portugal y el que luego sería Juan VI, pero ya rey de facto al ser regente de su madre declarada incapaz, y por supuesto la esposa de Juan, Carlota Joaquina de Borbón hija mayor de Carlos IV de España, casada con el luso a los 10 años, se habían largado a Rio de Janeiro trasladando toda la corte desde Lisboa, la razón no era disfrutar de las playas de Copacabana, la samba y las caipiriñas , sino que o Portugal se unía al bloqueo a Inglaterra acordado por Francia y Rusia, en cuyo caso la armada inglesa ejecutaría su amenaza de situarse frente a la desembocadura del Tajo y hundir la flota lusa (en septiembre de 1807 los daneses ya se habían quedado sin barcos y sin muchas casas en Copenhague), o la colación franco-española invadiría Portugal, la cosa se ponía fea, y mejor no estar donde llueven hostias.
Manuel Godoy ya tiene claro que Napoleón no va a cumplir el pacto, repartirse Portugal, pero cualquiera le hace frente tan subidito como está, nadie le tose en Europa. Sabe que sus medidas de gobierno han sentado muy mal entre la aristocracia pues ha mermado sus privilegios y se la tienen jurada, aunque técnicamente él ahora sea uno de ellos, acumula títulos nobiliarios, es grande de España de primera clase, Príncipe de la Paz, Generalísimo, Alteza Serenísima, quizá se haya pasado en su ascenso, es rico y cubierto de honores, eso genera mucha envidia, solo le falta alcanzar ser nombrado rey de los Algarves. Pero eso sabe que ya no llegará, él siempre ha tenido claro a quien debía fidelidad a Carlos IV y a la reina María Luisa de Parma, a nadie más, si acaso lo que le dicte su corazón con respecto a Pepita, a él muchos se la deberían, ha ayudado a muchos, ha concedido muchos puestos, sabe que son más lo que ha negado, los primeros serán desagradecidos, los segundos serán sus enemigos.
Aranjuez está atestado de gente, de boca en boca corre la noticia que afirma que los reyes partirán para Cádiz y de allí en barco irán a América, como han hecho los de Lisboa. Hoy se hubiera interrumpido la emisión de la programación habitual de las televisiones para ofrecer el comunicado oficial desmintiéndolo, entonces fueron octavillas a las que nadie quería dar crédito, el culpable de todo: Godoy.
_ “-No: te diré. Los españoles todos aborrecen a ese hombre; mas para que dejen sus casas y tierras y sus caballerías por venir aquí a gritar, es preciso que alguien les dé el jornal que pierden en un día como este. Todos los que servimos al infante D. Antonio Pascual y los criados del príncipe de Asturias hemos estado por ahí buscando gente. De Madrid hemos traído medio barrio de Maravillas, y en los pueblos de Ocaña, Titulcia, Villatobas, Corral de Almaguer, Villamejor y Romeral, creo que no han quedado más que las mujeres y los viejos, pues hasta un racimo de chiquillos trajo el Sr. Collado.” _
Entre 8 y 12 reales por día les pagan, ¿de dónde sale la guita? El príncipe Fernando no se ha gastado toda la paga que le daba papá, y tiene sus ahorros, seguro que no le faltará el apoyo de otros que se lo cobrarán con creces cuando sea monarca.
El que ese marzo hace el agosto es el tío Malayerba, para atender la demanda ha tenido que doblar la parte de agua que llevan las jarras de vino, mientras la camareras se dejen pellizcar el culo, los clientes no protestan. En el patio de la taberna, subido a un tonel toma la palabra el pueblo, doce millones de españoles que habitan la península tendrán que esperar para tener voto aún muchos años, pero están convencidos de que tienen voz, que tienen derecho a manifestarse contra aquellas decisiones que sus gobernantes adoptan y no son de su agrado, es el pueblo quien ha de decidir si ya es hora de cambiar al monarca, Fernando es el deseado por el pueblo. Es el pueblo el que sabe lo que quiere, el absolutismo que nunca les dará ni voz ni voto y que preconizan Fernando y su tío Antonio Pascual, frente a los afrancesados ilustrados que quieren enseñar a sus hijos a leer. Desde el tonel habló Pujitos:
“Jeñores: denque los güenos españoles golvimos en sí, y vimos quese menistro de los dimonios tenía vendío el reino a Napolión, risolvimos ir en ca el palacio de su sacarreal majestad pa icirle cómo estemos cansaos de que nos gobierne como nos está gobernando, y que naa más sino que nos han de poner al Príncipe de Asturias, para que el puebro contento diga, «el Kirie eleyson cantando, ¡Viva el príncipe Fernando!». (Fuertes gritos y patadas.) Ansina se ha de hacer, que ínterin quel otro se guarda el dinero de la Nación, el puebro no come, y Madrid no quiere al menistro, con que, ¡juera el menistro!, que aquí semos toos españoles, y si quieren verlo, úrgennos un tantico y verán dó tenemos las manos. (Señales de asentimiento.) Pos sigo iciendo que esombre nos ha robao, nos ha perdío, y esta noche nos ha de dar cuenta de too, y hamos de ecirle al Rey que le mande a presillo y que nos ponga al príncipe Fernando, a quien por esta (y besó la cruz), juro que le efenderemos contra too el que venga, manque tenga enjércitos y más enjércitos. Jeñores: astamos ya hasta el gañote, y ahora no hay naa más sino dejarse de pedricar y coger las armas pacabar con Godoy, y digamos toos con el ángel: El Kirie eleyson cantando, ¡Viva el príncipe Fernando!”
Corría la tarde del 17 de marzo de 1808 y mucho vino, aunque aguado, y el cuerpo manoseado de Mariminguilla, buena moza de Perales de Tajuña, por la taberna.
Silencio, el suave aroma de las primeras flores que anuncian la primavera envuelve el aire quieto de la noche, solo se escucha el croar de las ranas que habitan donde las aguas del Jarama y el Tajo se fusionan como cuerpos de enamorados que se unen para siempre. Bajo un cielo cuajado de estrellas se aprecian las siluetas de los palacios, de los árboles de los jardines, de las estatuas de mármol, de la fuente junto al parterre, esa noche la calma no se interrumpía con ronda de guardias alguna, ausente estaba todo ruido de cascos, tacones de botas o sables que pudiera perturbar esa paz, “El sitio y la hora eran más propios para la meditación que para la asonada.”
Silencio, columnas de hombres en alpargatas se han ido uniendo por las calles de Aranjuez, Silencio les imponen, algunos aristócratas que no se identifican vestidos de majos. Silencio y oscuridad frente a los palacios. Una luz se enciende el Real Palacio, es la señal, un fogonazo de un disparo sin bala rompe el silencio, sonó una corneta, ahora todo es ruido, gritos “Muera Godoy”, la multitud irrumpe en el palacio de primer ministro, destruyendo muebles, cuadros, cortinajes, tapices, lozas…. En la calle una gran hoguera devorará esa noche muchas obras de arte, el pueblo está haciendo justicia por si mismo.
En el palacio de enfrente la familia real no puede quitarse de la mente la imagen de unas reales cabezas al pie de la guillotina, pero Fernando estaba tranquilo, él se sentía capaz de aplacar al pueblo.
Aunque lo pensaron no había huido, se había escondido en un desván secreto, de donde salió dos días después para entregarse, a la vista de que nadie iba a rescatarle.
Tal día como hoy de 1808 Manuel Godoy era apresado para ser encerrado en el castillo de Villaviciosa de Odón, Murat intercedería por su vida y lo llevaría a Bayona.
Tal día como hoy de 1808 Carlos IV forzado por la situación abdica en favor de su hijo Fernando VII. Fernando marchó a Madriz, sus padres a Bayona (también de ello se encarga Murat), allí pidieron ayuda a Napoleón para recuperar el trono usurpado por su propio hijo.
Se ha dicho que Napoleón aparece con su mano derecha sobre su estómago por sufrir una úlcera, yo creo que es porque aún le duele de tanto como pudo reírse al enterarse de lo que os he contado.
JMDC marzo 2019
Basado en la narración que Benito Pérez Galdós nos trae en de las memorias de Gabriel Araceli en el tercer episodio nacional “El 19 de marzo y el 2 de mayo”
2 comentarios sobre “19 de marzo”