Tal día como hoy de 1878, en la madrileña Basílica de Nuestra Señora de Atocha contrajeron matrimonio Alfonso XII con Dª María de las Mercedes Isabel Francisca de Asís Antonia Luisa Fernanda de Todos los Santos de Orleans y Borbón (alias Carita de Cielo), hija del duque de Montpensier .
En su traje diseñado y cosido íntegramente en España (195,61€ costó), con sus lindos pero planos zapatos (Alfonso no era muy alto) a las nueve de la mañana partió del Palacio Real de Aranjuez en tren (un ramal exclusivo para uso de la Corona llegaba hasta la Puerta de Damas), en las estaciones del recorrido, Valdemoro, Ciempozuelos, Getafe, parada para saludar a los vecinos que la vitoreaban, finalmente estación de Delicias y Atocha.
El partió a las 10:30 del Palacio Real, Mayor, Sol, Carrera de San Jerónimo, Paseo del Botánico, y el de Atocha.
Ofició la ceremonia el Cardenal Benavides, actuaron como padrinos D. Francisco de Asís, padre (¿?) del novio y la Infanta Isabel, debía haber sido la abuela de ambos doña Cristina, pero una indisposición de última hora lo impidió.
Deshizo el camino andado Alfonso, ahora con Mercedes en una carroza tirada por ocho caballos, el pueblo amaba con euforia a sus reyes, los regalos que les hicieron eran de toda condición, cada cual dentro de sus posibilidades tuvo un detalle.
Acudió al banquete oficial todo el cuerpo diplomático acreditado en Madrid, altos cargos, autoridades…..
Madrid engalanado llevaba semanas preparándose, el programa de actos públicos incluía que ese día no faltara pan a ninguna familia, tras la boda, desfile de tropas en la plaza de Oriente, por la tarde funciones gratuitas en los teatros, por la noche cientos de lámparas iluminaron el fin de fiesta, las dos eléctricas de la Puerta del Sol parecían dos lunas llenas, Cibeles y Neptuno recibían rayos de colores, los corresponsales extranjeros se encargaron de hacer conocer al mundo la gran dicha de los madrileños y españoles en general. Seis meses y un día sobreviviría Mercedes, la dicha no duró mucho.
Que aquello llegase a ocurrir tampoco fue sencillo. A la madre del contrayente no le gustó mucho la idea cuando éste le dio la noticia de su decisión de casarse con su prima, de la que estaba enamorado desde niño quizá desde que tenía dos años y vio ensimismado como su madre, la reina Isabel II, llevaba esa linda niña a la pila bautismal, cuando ella contaba 12 años el amor era ya absoluto. El motivo no era que “son los niños primos hermanos” como dice la copla, que eso venía siendo normal en la familia y el papa encargado de dar la bula era padrino de Alfonso, sino la enemistad que Isabel tenía con su cuñado (muchos hubo que pensaban que para España hubiera sido mejor que las hermanas de hubieran casado con maridos intercambiados, como era el primer plan de Luis I de Francia, pero eso era algo que Inglaterra no podía permitir, así que Isabel cargó con el de los encajes). Desde que en febrero de 1848 en Francia triunfa la revolución que llevó a la proclamación de la Segunda República Francesa y el Rey Luis Felipe I y familia tienen que salir por patas, Luisa Fernanda (hermana de nuestra reina Isabel) y Antonio (primo del rey consorte) huyen a Inglaterra, pero allí las autoridades les recuerdan que España tiene un clima mucho más agradable, así que inician un periplo por Madrid, Aranjuez, pero Isabel II los quiere más lejos de Madrid, a la vista de que al duque de Montpersier, príncipe de Francia que no llegaría a ese trono por haberse tornado su patria republicana, y que la rocambolesca maniobra de ser rey de Ecuador le salió rana, se ha quedado con las ganas de meter cuchara en asuntos de Estado, lo que a la Reina no le hace gracia alguna. Así que compraron el Palacio de San Telmo en Sevilla iniciando tal actividad de reactivación de la Ciudad que sufría una importante decadencia desde la pérdida del monopolio del comercio con las Indias, que a la Casa de los Montpersier la llamaron la Corte de San Telmo, (hoy sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía), rivalizando en esplendor con el Madriz de Isabel II, el pique había llegado aún más lejos, pero eso lo contaremos dentro de algo más de un mes.
También en las Cortes se debatió sobre la boda, Alfonso se dirigió a los diputados, su discurso:
“Señores diputados, el enlace que voy a contraer, inspirado al propio tiempo que por los más puros afectos del corazón por el conocimiento de las altas prendas que adornan a la que ha de compartir conmigo el Trono de San Fernando y de la Católica Isabel, del mismo modo que motiva vuestros entusiastas plácemes, alcanza sin duda los del país, a quien legítimamente representáis, y merece la unánime felicitación de las potencias amigas (…)”
Convenció, así el diputado Claudio Moyano, solicitó la aprobación del enlace por la cámara con esta palabras “Doña Mercedes es un ángel y los ángeles no se discuten”.
Una boda por amor, como se casan los pobres, eso encandiló al pueblo
para quien quiera saber más:
Canción que me cantaba mi madre de niño:
Un comentario en “23 de enero”