Tal día como hoy de 1568 llega a Madriz Felipe II, acompañado de Rui Gómez Silva, Juan Manrique de Lara, Antonio de Toledo y el Duque de Feria.
Entra precipitadamente en Palacio y se dirige rápidamente al cuarto del príncipe, su hijo Calos, éste al verle llegar ciego de pavor se mete en la cama, cree que ha llegado el fin de sus días. Pero su muerte habría de demorarse aún seis meses, Felipe, su padre no lo mata, tan solo manda recoger del cuarto cuantas armas y objetos que pudieran ser peligrosos, confisca sus papeles, y ordena que constantemente esté vigilado por dos hombres, diferentes de los que hasta ese momento habían estado a su servicio. La responsabilidad de su custodia recae en el Duque de Feria y el Príncipe de Eboli.
Pero ¿qué había hecho la criatura (22 añitos) para que su padre le castigara sin salir y sin recibir a sus amigos?
Pues esta vez sí que había sacado bien los pies del tiesto, ya no se trataba de aquellas travesuras de niño malcriado y cruel como asar liebres vivas, sacar los ojos a los caballos, mandar azotar a una muchacha por mera diversión. Tras caerse por unas escaleras persiguiendo a una sirvienta y golpearse en la cabeza, parecía que iba a doblar, un cirujano se la jugó haciéndole una trepanación, pero el carácter se volvió aún más irascible, y así cierto día paseando por Madrid desde una casa cayó un poco de agua que le alcanzó, mandó degollar a sus habitantes y prender fuego a la casa, lo que no pudieron realizar sus escoltas pues según ellos acababa de entrar un cura a dar los santos óleos a un enfermo, otra de sus aficiones era abofetear a los sirvientes o intentar lanzarlos por las ventanas, hacer comer a un zapatero los botines (cortaditos en pequeños trozos, eso sí) que le había hecho porque le apretaban, lanzar estocadas o disparar una pistola (buen cuidado tenían los criados en descargarla) a cualquiera que le llevara la contraria. No esta vez la había liado parda, mosqueado porque papá no le dejaba gobernar los Paises Bajos como le había prometido años antes, y considerando que tener un puesto en los Consejos de Aragón y de Castilla no estaba a la altura de su capacidad (que ciertamente no lo estaba, pero por no tener luces para tal misión), además su padre se oponía a su matrimonio con la Archiduquesa Ana (de hecho al final con ella se casó Felipe II y con ella tuvo al que habría de ser Felipe III). Contactó con el conde de Edmont y Floris de Montmorency (barón de Montigny) lideres de los rebeldes de los Paises Bajos, así que tomó la determinación de unirse a los enemigos de su padre, pidió auxilios a grandes de España, y consiguió sacarle al sevillano García Álvarez Osorio 600,000 escudos, por otra parte a su tío don Juan de Austria le pidió ayuda para huir hacia Italia y desde allí llegar hasta Flandes.
Carlos se enfureció por su encierro, se declaró en huelga de hambre (pero solo dos días), otras veces se atracaba de comida hasta enfermar, o le daba por beber agua helada en abundancia, así que pilló unas fiebres malignas, viéndose cerca de alcanzar la paz (de los que le rodeaban me refiero) solicitó la visita de su padre a quien pidió perdón por los disgustos dados, y espichó el día de Santa Cristina (24 de julio) dejando a España sin príncipe heredero.
Un comentario en “18 de enero”