El otro día volví a ver por enésima vez Airbag, durante los créditos de cabecera, antes de la escena de la tortilla rusa, Arguiñano pierde su apuesta en un partido de frontón. Al verlo no puedo dejar de recordar que de chaval jugaba mucho al frontón, con cualquier pelota, sobre cualquier pared,, un transformador de la luz, el colegio en el que nos colábamos hasta que la policía avisada por el portero (para el que fuera de horas lectivas, ese patio era el de su casa) nos echaba, y sobre todo sobre la pared del taller de mecánica de Piquer, ¡cuántas horas de recreo nos dedicamos a dar golpes contra aquella pared, otros dos, yo y Jesús Gómez, aunque seguramente él no lo recuerde ya, eran tiempos en que aún no había abrazado los postulados de la escuela de Viena, a la que desde luego no pertenecía nuestro profesor de economía de entonces.

Siempre me ha llamado mucho la atención que en los pueblos de Castilla, antes de que se hicieran polideportivos, o al menos canchas de futbol sala y baloncesto, siempre había un frontón, cuando he intentado, luego, de tarrilla, jugar en ellos con esa mariconada de la raqueta y una pelota que botaba de verdad, no he conseguido apañarme bien, soy más de jugar en corto y sin más instrumento que mis manos, pero bueno, aunque de joven no se me daba mal (he llegado a enfrentarme a tres contrincantes a la vez, y aunque no llegaba a ganarles les plantaba cara), creo que nunca llegue a jugar con las normas correctas de ese deporte. La pelota vasca, el frontón, siempre ha sido un deporte espectacular, y en Madriz hubo mucha afición al final del XIX, por eso tal día como hoy d 1894 (ojo, si leéis que fue el 29 de abril, la información es incorrecta, ya me he encargado de editar la Wikipedia en tal sentido), se inuguaraba el frontón Beti-Jai en la calle Marqués de Riscal, el más grande de Madriz, capacidad para 4.000 espectadores, y todos desde su localidad podían ver el juego completo, y su novedoso marcador de número que bajaban con un sistema eléctrico. El edificio es una copia del frontón con el mismo nombre de San Sebastián, los arquitectos Joaquín Rucoba (Plaza de la Malagueta, teatro Arriaga, mercado de Atarazanas) y Octavio de Toledo

En 1918 se dejó de utilizar, el edificio fue aprovechado como garaje, como comisaría de policía, como cárcel,



Hasta 2015 el ayuntamiento no logró culminar el proceso de expropiación, ya había sido catalogado como bien de interés cultural en 2011, y monumento nacional en 1991, pero el edificio se encontraba en un estado lamentable. Desde 2008 la plataforma Salvemos el Beti Jai se moviliza para evitar la ruina del edificio, y al final lo consiguió.
https://www.betijaimadrid.es/?hotspot=La-Fachada-Principal/1
Finalmente el frontón se ha rehabilitado, con sus más y sus menos sobre el uso final y una cúpula que querían ponerle. Ahora ya terminado, se tenía que haber abierto al público en abril para visitas guiadas, así que lo podremos visitas cuando lleguen los tiempos de la “nueva normalidad”, entre tanto os invito a visitar la página web oficial:

https://www.betijaimadrid.es/?hotspot=La-Fachada-Principal/1
y las no oficiales
https://frontonbetijaimadrid.org/
JMDC, 29 de mayo de 2020.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Front%C3%B3n_Beti_Jai