Había sido una velada más que agradable, divertida. Había ido a la Zarzuela con su nuera y sus hijas, habían cenado en casa, como de costumbre, con sus nietos, vieron una película en el salón, y se retiró a dormir. Se sentía feliz, a sus 70 años vivía rodeada de su familia, viendo como su hijo bregaba más o menos bien con los problemas de su trabajo, a los que ella había tenido que hacer frente en aquellos años en que enviudó. Ella tan modosita y monjil, casarse con aquel golferas que le puso puso los cuernos sin cortarse un pelo, y al que llegó a tenerle mucho cariño, incluso amor. También su hijo, ahora, tenía sus correrías, con lo buena que era su nuera. Esas cosas son difíciles de llevar cuando todo el mundo está pendiente de lo que haces o dejas de hacer, pendientes de que caigas, y tropezar es fácil, tanto por tu propia torpeza como por las zancadillas que constantemente te van poniendo, ella lo sabía mejor que nadie.
Pasaba media hora de la media noche, su asistente le preguntó que si avisaba a su hijo de aquel dolor en el pecho, “No, deja, no los preocupes, ya se me pasa”. Al poco volvió a sentir un fuerte dolor en el pecho, cayó sobre la almohada.

Tal día como hoy de 1929 falleció Maria Christina Désirée Henriette Felicitas Rainiera von Habsburg-Lothringe, la madre de Alfonso XIII, en el palacio real de Madriz.
JMDC, 6 de febrero de 2020.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Cristina_de_Habsburgo-Lorena