28 de febrero

Tal día como hoy de 1462 en Madriz, se hizo vida el milagro, el Impotente había tenido una hija.

Lo de Enrique IV puede que fuera mariconez (¡que hostias me van a caer!, entenderéis que el término “gay”’ no cuadra en esa época histórica), pero Gregorio Marañon sin descartar la homosexualidad (ahí he ‘estao’ más fino) llega a la conclusión de que sufría dissplasia eunucoide con reacción acromegálica, un tumor hipofisario, litiasis renal crónica, anomalía peneana e infertilidad, además de varios síndromes pisco-patológicos añadidos. Por lo que a fin de preñar a su esposa Doña Juana de Portugal (segundo intento, la primera, su prima Blanca II de Navarra, no preñaba debido a que a pesar de los intentos Quique no pudo consumar el matrimonio por algún extraño encantamiento), se hizo preciso acudir a técnicas de reproducción asistida, se habla de inseminación artificial ‘per cannam auream’ (no voy a entrar en descripciones de por donde dicen que metían el tubito de oro), yo apuesto más por métodos más tradicionales como pedirle el favor a un amigo.

Convocadas Cortes a Madriz, fue jurada como princesa de Asturias y heredera del reino la niña Juana de Castilla, pero cómo siempre hay mal pensados o purista de eso de la sangre real, politiqueos que prefieren que el ascua esté al lado de su sardina, empezaron con dimes y diretes, y que si el medio hermano de Enrique IV, era un tío majete para ser rey, así que pasaron de Enrique y nombraron rey a Alfonso XII (este Alfonso XII el inocente es uno distinto al supuesto hijo del encajes, lo digo por no liar) que reinó en la corte de Arévalo desde sus tiernos doce años, hasta que diñó en menos de tres años. Los historiadores a eso le llaman “la farsa de Ávila”.

Cosas como esas llevan a las guerras civiles, y claro se lió lo de la Batalla de Olmedo (agosto de 1467, que ya hay que tener ganas de liarse a mamporros con el calor que hace) la cosa no quedó clara sobre el vencedor (yo tengo claro algo, en una guerra nadie gana, llaman vencedor al que tarda más en estar dispuesto a seguir perdiendo), pero Enrique también para esto encontró una solución, desheredaba a su hija, nombra a su hermano sucesor, con la condición de que ambos se casaran (entre ellos tío y sobrina, lo aclaro porque sé que os suena mal, teniendo en cuenta que Juana tenía 5 años y Alfonso 13) así los dos reinaban y todos contentos, si no hubiera sido porque una pestilencia (o quizá algún veneno, según los díscolos en creer las versiones oficiales) se llevó a Alfonso para el otro barrio un 5 de julio de 1468. Esto dejaba a Enrique como rey indiscutido, pero hete aquí que estaba Isabel, y la cosa se ponía un poco más complicada que con Alfonso, ya que con éste se podía alegar cierta preferencia por se varón, por tanto al ser Isabel mujer, tendría por delante a Juana, la forma de solventarlo, dos vías, a las armas, y quitándole el privilegio a Juana con base en que no era hija legítima, sino de un tal Beltrán de la Cueva (posible amigo que hiciera el favor de la reproducción asistida) por lo que a la pobre Juana le colgaron el apellido de “La Beltraneja” para el resto de sus días, que fueron muchos), algo absolutamente injusto, porque echando cuentas de los nueve meses, y bastantes días arriba y abajo, don Beltrán y doña Juana de Portugal se encontraban a bastantes leguas (no vamos a buscar más soluciones de ciencia ficción, por favor). Enrique volvió a agachar las orejas y firmó el Tratado de los Toros de Guisando, por lo que desheredó por segunda vez a Juana, y nombra princesa de Asturias a Isabel, pero ¿cómo no? también había condición de que casara, pero eso lo dejaremos para otro día.

JMDC febrero 2019

Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Juana_la_Beltraneja

2 comentarios sobre “28 de febrero

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